La bruja Edelmira, era una especialista en convertir a todo príncipe que se le cruzara en su camino en SAPO
Un día, llegó a la puerta de su casa, el Sapo Pantaleón, que le reprochaba, que por esa costumbre, los batracios ya no tenían que comer por la cantidad que eran.
Cuando estaban conversando, se acercó a ellos, una bella Joven que le pregunto a Edelmira si no conocía a un sapo llamado Pantaleón . Este le había advertido a la bruja que negara que lo conocía , pues esa princesa andaba besuqueando a todos para saber cual era su príncipe Heriberto, que había sido convertido en sapo.
Así supo Edelmira que Pantaleón, era en realidad el príncipe Heriberto, que estaba tan feliz de ser sapo que no deseaba bajo ningún punto de vista, volver a ser humano.
Ahora, él, podía ensuciarse en los charcos inmundos, comer todos los bichos que quisiera aunque engordara, mirar la luna durante toda la noche..sin tener que usar esos apretados e incómodos trajes principescos, soportar doncellas que buscan maridos, vivir en esos horribles y solitarios castillos, ni luchar contra dragones y otros monstruos.
Lo curioso de esto , es que la bruja, se disgustó , pues ella no le gustaba que la gente estuviera contenta con sus maldiciones. Persiguió a Pantaleón para convertirlo otra vez en hombre, pero, no lo consiguió porque Pantaleón, se fue saltando rápido y croando feliz, a vivir en el pantano.
(Versión libre del cuento del mismo nombre, de la autora Viviana Centol, realizada por los alumnos de 5º grado: Erick Angles e Iván Ríos)
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